Las fiestas son una parte importante de su cultura porque conserva
su identidad. Entre las ceremonias más trascendentes están las que realizan
durante el ciclo agrícola, en fechas del calendario católico y cualquier acontecimiento
familiar como el nacimiento de un hijo.
La tradición es que cada hombre organice tres fiestas durante su vida y la mujer cuatro
porque es la más propensa al pecado y
debe pagar más. Un elemento básico de la ceremonia es la presencia del cantor,
quien desde que se oculta el sol, cuando inicia la fiesta, hasta la madrugada
del día siguiente entona los cantos que sirven de fondo para que hombres y
mujeres dancen. También bailan la “Pascola” que acompañan con música de arpa y violín.
En la etnia de los guarijío, cuando alguien de la comunidad muere,
se realizan tres velaciones, pues consideran que debe volver a recoger sus
huellas por los lugares donde pasó y en caso de no hacerles las ceremonias se
convierten en almas sin descanso. Al igual que los tarahumaras, pima y
tepehuanes, beben tesgüino durante
los rituales, lo que acarrea problemas de violencia.
Tesgüino
Del nacimiento a la tumba, a propósito del ciclo agrícola, de las
fiestas, del trabajo compartido al servicio de la comunidad, el “tesgüino” los
acompaña para subrayar la convivencia, el esfuerzo común, la celebración
especial, es el alimento fundamental de los dioses. Por esta razón se ofrece al
sol y a la luna, a los cuatro rumbos del universo, a las milpas y a los innumerables espíritus
del cosmos.
Los matachines
Son los bailarines que actúan en las fiestas de la iglesia. Se
distinguen por el brillante colorido de su atuendo. La danza matachín es
ejecutada por un número par de bailarines, ocho o doce, que bailan acompañados
de violines y guitarras. Es un baile de movimiento, giros y cambios rápidos,
ejecutado en dos hileras de danzantes bajo la dirección del jefe. Los chapeones
marcan el ritmo lanzando gritos en falsete, además de ser la única persona que
usa máscara, también revisan que la indumentaria de los danzantes sea la
establecida.
Las carreras de bolas (rarajípari)
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Procedimiento del Rarajípari
Se juega en equipos, cada equipo es de 5 integrantes, y utilizan un
los llamados palillos, que se asemejan a una cuchara de un metro de largo.
Están hechos de una sola pieza de madera de encino. En la punta miden tres
centímetros de ancho y se van ampliando hasta alcanzar unos veinte centímetros
donde empieza la cuchara.
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En cuanto gritan que inicia el partido, los diez jugadores agarran
su palillo y amontonados buscan la pelota enterrada. El juego consiste en
aventar la bola con el palillo para el lado contrario.
El equipo que llega primero a la meta gana. Fijan un espacio de
aproximadamente un kilómetro a lo largo del arroyo.
No hay reglas para quitarse la pelota. Se empujan, se avientan y
suben por la ladera en busca de la bola.
Después de una reñida competencia, descansan un rato y continúan
con el juego de pelota. Participan los mismos integrantes. En este caso la bola
es más grande, de unos veinte centímetros de diámetro, y la avientan con el
pie. En este juego no disputan el balón. Cada equipo tiene el suyo, gana el que
llegue primero a la meta. Deciden dar tres vueltas aproximadamente un kilómetro
cada una.
Antes de hacer las apuestas, los indígenas se quitan un huarache
para pegarle con más facilidad a la pelota. Así continua el juego hasta que el
equipo ganador logra llegar a la meta.
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