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Según otros historiadores,
contrario a el Sr. Luis González, el vocablo Rarámuri significa "hijos del
Sol". El vocablo Rayénari significa "Sol" o "Estrella
luminosa" siendo el Sol su dios principal.
En la leyenda, Dios se
enoja con los rarámuris porque perdieron una competencia ante los chabochis. Y
de allí devino una sentencia que se ha convertido en práctica ancestral, que
durante siglos ninguna autoridad, ni divina ni humana, ha podido erradicar:
“...Les dijo que de ahí en adelante serían pobres (los rarámuris) y los
chabochis ricos”.
El Sol y la Luna
Es creencia general entre
los tarahumaras el hecho de que en un principio todo lo era el Sol y la Luna porque que en forma de niños vivían
solos, vestidos únicamente con hojas de palmilla y habitaban una choza de palos
revocados con lodo y techo de palma. Estos niños no poseían ningún bien
terrenal: ni vacas, ni chivos, ni gallinas, ni borregos, ni cóconos. Los dos
niños eran de color oscuro y el lucero de la mañana era el único que brindaba
luz a la tierra pecaminosa. La luna se comía los piojos de la cabeza del sol y
el lucero de la mañana los vigilaba.
Poco después varias
centenas de tarahumaras no hallaban qué hacer en tanta oscuridad. No podían
trabajar y tenían que tomarse de la mano para no tropezar con las piedras y
caer a los barrancos. Pero he que un día curaron al sol y a la luna tocándose
el pecho con crucecitas de madera de madroño mojadas en tesgüino, y poco a poco
el sol y la luna empezaron a brillar y a dar luz. Cuando el mundo se llenó de
agua (diluvio), un niño y una niña tarahumara subieron a la montaña
llamada Lavachi (guaje), situada al sur de Panaláchic, de la
cual llegaron cuando el agua desapareció llevando consigo tres granos de maíz y
tres de frijol, y como todo estaba blando con tanta agua, las plantaron en una
roca, se acostaron y tuvieron un sueño aquella noche. Posteriormente
cosecharon, y de ellos descienden todos los tarahumaras.
La leyenda de Basaseachi
Ocurrió en tiempos
inmemorables, cuando el mundo estaba tiernito, antes de que llegaran los
españoles a esta tierra. Candameña era el amo y señor de la Alta
Tarahumara. Tenía una hija llamada Basaseachi, de extraordinaria belleza.
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Pero en la última prueba
que Candameña les impuso todos murieron. Basaseachi, desesperada, se arrojó al
abismo. Su caída se transformó en cascada por la poderosa magia del brujo del
lugar. Desde entonces su cuerpo no ha dejado de fluir por las profundidades de
la barranca.
Nunca se supo de Candameña,
la tristeza lo invadió y desapareció, aunque muchos creen que su espíritu vaga
por la barranca buscando el cuerpo de su amada hija.